Mario Guerra nos ayuda a detectar si podemos estar repitiendo patrones dañinos de nuestra familia y cómo detener esta cadena.
Lo que se conoce como trauma intergeneracional es como una especie de herencia que a veces estamos condenados a repetir o padecer hasta que decidimos hacer algo para parar y reemplazar esos patrones por otros más saludables. Quien alcanza esto es conocido como un Cycle breaker.
Podemos llamarles aquellas conductas, creencias o traumas que se heredan de generaciones anteriores y que se repiten de manera inconsciente en la vida de distintas personas en generaciones actuales.
Lo que se repite es el efecto de lo que llamaríamos un trauma intergeneracional o transgeneracional. La Asociación Psicológica Americana (APA) dice que: “El trauma intergeneracional se expresa cuando el descendiente de alguien que experimentó un evento traumático presenta reacciones emocionales y conductuales desafiantes que son similares a las de su antepasado o pariente”. Los traumas intergeneracionales pueden ser:
El trauma se puede transmitir de muchas maneras, desde forma genética y epigenética hasta las conversaciones; lo que se habla y lo que se calla, pero que gravita en las conductas y creencias familiares.
Alteraciones en el ADN, en el útero, memorias emocionales, mensajes y condicionamientos culturales, patrones culturales, heridas emocionales acumulativas, narrativas familiares dominantes, normalización del odio, la crueldad y la deshumanización hacia los demás, los padres pasan por alto o no hacen frente a su trauma, agresiones y micro agresiones directas o indirectas, creencias familiares.
Por ejemplo, los padres pueden tener dificultades para crear un apego o conexión emocional saludable con sus hijos si eso es algo que les faltaba de sus propios padres. En su lugar, pueden utilizar el castigo físico, la crítica, el descuido emocional, la desestimación de las emociones o el gaslighting para condicionar indirectamente a sus hijos a la «norma» del sistema familiar.
Porque normalmente son inconscientes. El miembro de la familia que está traumatizado puede transferir con su comportamiento emociones negativas a otros miembros de la familia.
Porque están normalizados. Lamentablemente el trauma continúa a lo largo de generaciones porque aquellos que necesitaban ayuda, nunca la recibieron o se veía como normal lo que pasaba “En esta familia somos puros divorciados”.
Porque se niega el problema e incluso busca ocultarse. A veces se hace con una negación directa “Aquí no pasa nada” o “de eso no se habla en esta familia” y a veces se minimiza lo ocurrido. Otra forma de negar es beber o consumir drogas para sobrellevar el dolor.
El trauma intergeneracional puede afectar de manera positiva, como cuando se acercan emocionalmente a algunas familias, pero frecuentemente lo hace de forma negativa, como cuando las familias tienen dinámicas disfuncionales o se separan.
El trauma puede provocar:
Es una persona que rompe los ciclos del trauma intergeneracional y entonces ya no los repite y ya no los hereda a las siguientes generaciones. Digamos que, al menos por su parte,” la maldición” se rompe.
Romper el trauma generacional no se trata de culpar a nadie, sino de asumir responsabilidades propias para cambiar. El que rompe ciclos:
Lo que debemos heredar son linajes y no equipajes.
Fuente: Mario Guerra: Tanatólogo, conferencista y Business Coach
TW: @marioguerra