¿Son las que se la viven animando, cuidando, procurando y hasta haciendo que el marido suba de puesto? Chance y están haciendo mankeeping.
No hay nada de malo en apoyarnos los unos a los otros, especialmente en la vida de pareja, pero ¿qué pasa cuando solo una parte lo hace? Cuando solo una parte de la relación está al pendiente de las necesidades emocionales, físicas y motivacionales de la pareja, suena como algo agotador, ¿no? Pues es lo que las mujeres han estado haciendo casi siempre en las relaciones, son quienes se han encargado de ser un ancla, pero tal vez los hombres también puedan serlo, es hora de ver este «Mankeeping».
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¿Qué es y qué no es el Mankeeping?
El mankeeping no se refiere ni a las tareas domésticas ni a la crianza de los hijos, aún así, sí es un tipo de trabajo. Se trata de un trabajo emocional y social que las mujeres realizan, a falta de redes sociales de los hombres, para que la vida afectiva y relacional de sus parejas masculinas funcione, así como para evitar su aislamiento social.
En algunos casos los hombres son quienes desempeñan este trabajo, pero por las características estereotipadas de la socialización de género son más las mujeres que lo llevan a cabo en sus relaciones amorosas.
Afortunadamente, las nuevas generaciones van estableciendo relaciones de más equidad al respecto, ya que tanto hombres como mujeres se sienten cómodos compartiendo la vida emocional y los retos de su vida social.
La clave de este fenómeno es que esas tareas de cuidado no son recíprocas. El mankeeping incluye acciones como:
- Recordar fechas importantes: cumpleaños de sus papás y amigos, aniversarios, citas médicas.
- Mantener viva la conexión social del hombre: sugerirle invitar a un compadre, llevar una botella a una reunión, mandar un saludo a alguien.
- Ser su principal –a veces única– fuente de apoyo emocional: escucharlo, comprenderlo, ayudarle a contactar y descifrar sus emociones. Contenerlo. Ayudarlo a comunicarse y expresar sus emociones.
- Funcionar como terapeuta y/o coach: gestionar los conflictos internos del hombre, hacerle preguntas para que detecte lo que le pasa, darle consejos, sugerirle estrategias de acción, recomendarle libros, etc. Ayudarlo a comunicarse con amigos y familiares, a resolver conflictos con ellos, a perdonar.
- Secretaria: gestionarle citas, eventos, regalos.
- Madre emocional: calmarlo, recordarle las medicinas, motivarlo, incluso reprenderlo.
Estas conductas no son efecto de un rasgo “natural” femenino, ni implica que los hombres sean incapaces de sostener sus propias redes sociales. Es, más bien, un patrón aprendido y reforzado por siglos de socialización patriarcal donde el cuidado y la gestión emocional se asignan a las mujeres.
¿Por qué se da principalmente en las parejas heterosexuales?
El mankeeping surge de tres factores principales:
- Reducción de redes masculinas: Estudios recientes muestran que los hombres tienen menos amistades profundas que hace 30 años. Muchos carecen de amigos con quienes hablar de emociones, trasladando esa carga a sus parejas. Según un informe de Movember—organización que busca concienciar sobre la salud mental masculina—, el 27% de los hombres declara no tener amistades y el 47% confiesa no poder hablar de un problema con un amigo.
- Socialización de género: Desde niñas, las mujeres aprenden a cultivar intimidad emocional y habilidades de cuidado, mientras que a los hombres se les enseña a reprimir la vulnerabilidad y a vincular la masculinidad con la autosuficiencia y la fuerza.
- Homofobia interiorizada y estigma: La intimidad emocional entre hombres sigue asociada a debilidad o a cuestionamientos de la orientación sexual, lo que inhibe vínculos afectivos saludables y sostenidos pues construyen su masculinidad en contraposición de los rasgos que consideran femeninos.
Seria ideal poder superar estos tres factores, ya que todos merecen apoyo en una relación, no solo los hombres.
Conductas femeninas que caracterizan el mankeeping
Aunque el fenómeno es estructural, se expresa en conductas cotidianas que muchas mujeres ejercen sin cuestionarlas:
- Facilitación social: Organizar y mantener vivas las amistades del hombre, recordarle llamar a amigos, planificar reuniones o tender puentes en conflictos.
- Educación emocional: Enseñarle a identificar emociones, comunicarlas, pedir disculpas o mostrar empatía.
- Subcontratación emocional: Convertirse en la principal oyente, consejera y soporte psicológico, cargando con problemas y preocupaciones del otro, muchas veces en detrimento del propio autocuidado.
Estas acciones, realizadas de forma unilateral y sostenida, colocan a la mujer en un rol desigual que excede los acuerdos explícitos de la relación.
¿Cuáles son las consecuencias?
Todo tiene consecuencias, y claro que el mankeeping no seria excepción alguna, veamos lo que causa en hombres y mujeres.
- Para las mujeres: Resentimiento, agotamiento emocional, pérdida de energía para sus propios proyectos y necesidades, sensación de ser madre o terapeuta más que pareja.
- Para los hombres: Estancamiento en el desarrollo emocional, dependencia afectiva, incapacidad para construir redes de apoyo horizontales y relaciones equitativas.
- Para la relación: Desbalance de poder y cuidado, con dinámicas que pueden derivar en relaciones asimétricas y poco satisfactorias a largo plazo.
Nadie puede aguantar ser la unica parte dando apoyo y todo terminara por desgastar tanto a la persona como a la relación, lo ideal seria mantener un apoyo mutuo e interés de las dos partes de la relación.
Visibilizar y transformar hacia la equidad
Nombrar el mankeeping es el primer paso para desmontarlo. A partir de ahí, pueden implementarse cambios:
- Conciencia y lenguaje: Reconocer estas dinámicas, hablarlas en pareja, y comprender que no son naturales ni inevitables.
- Redistribución del cuidado emocional: Establecer acuerdos donde ambos miembros de la pareja compartan tareas de gestión emocional y social.
- Fomento de redes masculinas: Animar a los hombres a fortalecer amistades profundas, buscar terapia y desarrollar habilidades de comunicación emocional fuera de la pareja.
- Educación emocional desde la infancia: Criar niños y niñas con igual capacidad para cuidar, escuchar y expresar vulnerabilidad.
- Capacidad de poner límites: Decir no a peticiones que él puede resolver.
- Autogestión de la ansiedad femenina: Tolerar el malestar y la culpa de no estar “ayudando” a su pareja.
Tomen estos consejos y llévenlos hacia una vida en la que la relación sea de apoyo mutuo, una relación saludable para todos en ella.
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La igualdad nos llevara a mayor felicidad
El mankeeping es un ejemplo de cómo las desigualdades de género se infiltran en la intimidad de las parejas, asignando a las mujeres la carga invisible, no remunerada, y desigual, de sostener emocionalmente a los hombres.
Comprenderlo y cuestionarlo no busca culpabilizar, sino abrir caminos hacia relaciones donde ambos puedan cuidar y ser cuidados, hablar y ser escuchados, sostener y ser sostenidos. Visibilizarlo es también una invitación a los hombres a crear y mantener relaciones sociales libres de las reglas rígidas de una masculinidad caduca.
Como afirma Angelica Puzio Ferrara, «los hombres no son incapaces de cuidar, ni las mujeres están programadas para hacerlo todo; simplemente, la estructura social ha enseñado a unos a delegar y a otras a hacerse cargo». Nombrar y transformar el mankeeping es un paso fundamental para construir vínculos amorosos libres, equitativos y emocionalmente saludables.
Especialista: Tere Díaz. Psicoterapeuta especialista en desarrollo personal y terapia de pareja. Autora de los libros “¿Cómo identificar un patán?”, “¿Por qué nos mentimos si nos amamos?”, “Navegando la incertidumbre amorosa” en coautoría con Mónica León y audiolibro “El que busca encuentra, ¿cómo atraer y enamorar?
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