Aquí las cosas que que tienen que hacer para que los hijos sean emocionalmente inteligentes y tengan una vida mucho más fácil al crecer.
La inteligencia emocional (IE) es una habilidad esencial que ayuda a los niños a comprender y gestionar sus emociones, establecer relaciones saludables y enfrentar los desafíos de la vida. Como padres, podemos ser los principales facilitadores de este aprendizaje al guiarlos con estrategias prácticas y efectivas.
10 estrategias clave para enseñar inteligencia emocional a tus hijos
Modela la Inteligencia Emocional
Los niños aprenden observando a sus padres, por lo que lo primero que debemos hacer es modelar un comportamiento emocionalmente inteligente. Si demuestras cómo manejar tus emociones de manera saludable, ellos también lo aprenderán.
Por ejemplo: Si te sientes frustrado porque algo no sale como esperabas, en lugar de reaccionar con ira, puedes decir: «Me siento un poco frustrada, pero voy a respirar profundo para calmarme y encontrar una solución«. Este ejemplo les enseña que está bien sentirse frustrado, pero que hay maneras saludables de lidiar con esa emoción.
Fomenta la Identificación de Emociones
Es importante que los niños aprendan a reconocer y nombrar sus emociones. Esto no es decirles lo que están sintiendo, sino enseñarles las distintas emociones, como se sienten y como se llaman. El vocabulario emocional les permitirá entender lo que sienten y expresarlo de forma adecuada.
Por ejemplo: Puedes usar cartas de emociones o leer libros sobre sentimientos que les ayuden a identificar emociones como tristeza, enojo, alegría o miedo. Incluso pueden actuarlo dramatizando cada emoción. Por ejemplo, al ver una película juntos, puedes preguntar: «¿Cómo crees que se siente el personaje ahora?» Esto promueve la reflexión sobre sus propias emociones.
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Escucha Activa y Empática
Una de las mejores formas de enseñarles empatía es practicar la escucha activa. Esto implica prestar total atención a lo que tu hijo está diciendo, sin interrupciones, sin juzgar y respondiendo de manera que valida sus sentimientos.
Por ejemplo: Si tu hijo llega triste porque un amigo no le habló en el recreo, escucha TODO lo que te tenga que decir, incluso si repite el mismo detalle varias veces (te está dando una pista de que eso es lo que más lo lastimó). Una vez que termine puedes decir: «Entiendo que te sientas así porque querías hablar con tu amigo. ¿Sabes si tu amigo estaba haciendo algo que le impidió hablarte en ese momento?¿Qué te gustaría hacer ahora?«.
Enseña Técnicas de relajación y autocontrol
Las técnicas de autocontrol son fundamentales para que puedan lidiar con situaciones de emociones intensas como la ira o la frustración sin perder el control. Existen distintas técnicas de meditación (como la palabra de la sabiduría) así como técnica de respiración (como la flor y la vela o la de la pelota) e incluso la yoga que les enseñan a autoregularse con mayor facilidad
Por ejemplo: Puedes enseñarle a tu hijo a respirar profundamente cuando se sienta enojado. Imagínense que tienen en una mano una flor y en la otra una vela. Puedes practicar juntos: «Vamos a oler la flor (inhalando profundamente) y ahora le soplamos a la vela (exhalando)… vamos a hacerlo juntos 3 veces«. Hacerlo juntos, de forma divertida y práctica, les ayuda a comprender que hay formas saludables de liberar la ira.
Promueve la Resolución de Conflictos
Los conflictos son inevitables, pero enseñarles a resolverlos de manera pacífica y acertiva es crucial para su desarrollo emocional. Ayúdales a comprender que siempre hay una solución, incluso si no es la que esperaban.
Por ejemplo: Si tus hijos se pelean por un juguete, guíalos para que expresen lo que sienten y busquen una solución juntos. Puedes decir: «Entiendo que ambos quieran jugar con el mismo juguete. ¿Qué tal si lo usan juntos por un rato o se turnan?«.
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Fomenta el Pensamiento Positivo y la gratitud
La gratitud es una habilidad emocional poderosa que ayuda a los niños a enfocarse en lo positivo y a ser más empáticos con los demás. Practicar gratitud también fomenta el bienestar emocional.
Por ejemplo: Puedes comenzar el día pidiendo a tus hijos que mencionen algo por lo que estén agradecidos. Al final del día, pregúntales qué aprendieron o qué fue lo mejor que les ocurrió. Esta práctica diaria les ayuda a desarrollar una actitud de gratitud.
Establece Límites Claros y Consistentes
Los límites son necesarios para que los niños se sientan seguros y aprendan a tomar decisiones responsables. Establecer reglas claras y consistentes les ayuda a comprender las expectativas y a manejar sus emociones dentro de un marco estructurado.
Por ejemplo: Si tu hijo tiene un berrinche porque no puede ver televisión antes de la comida, espera a que se tranquilice y le puedes decir con calma: «Sabes que la regla es que no se ve televisión antes de comer. Si decides esperar, luego podrás disfrutar de tu programa favorito«. Esto les enseña a respetar límites y manejar la frustración.
Valora el Esfuerzo, No Solo el Resultado
Es fundamental que los niños aprendan a valorar el esfuerzo por encima del resultado. Esto les enseña perseverancia y resiliencia, dos habilidades esenciales para la inteligencia emocional.
Por ejemplo: Si tu hijo recibe una mala nota, en lugar de enfocarte en el error, puedes decir: «Estoy muy orgullosa del esfuerzo que pusiste. ¿Qué crees que podrías hacer la próxima vez para mejorar?«.
Permíteles Vivir Sus Propias Experiencias
No siempre podemos intervenir en las emociones de nuestros hijos. Dejarles experimentar el fracaso y la decepción les enseña cómo superar las dificultades por sí mismos.
Por ejemplo: Si tu hijo no logra un objetivo (como ganar un partido de fútbol), tu trabajo no es consolarlo de inmediato, sino acompañarlo en el proceso. Puedes decir: «Entiendo como te sientes, pero sé que la próxima vez lo harás mejor«.
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Celebra sus logros emocionales
Reconoce y celebra cuando tus hijos manejen bien una situación emocional, eso refuerza su autoconfianza y valida su crecimiento emocional.
Por ejemplo: Si tu hijo resuelve un conflicto de forma pacífica y acertiva recapitula lo que observaste que hizo y reconócele el logro.
En conclusión
La inteligencia emocional es una habilidad clave para que los niños crezcan siendo adultos equilibrados, empáticos y capaces de manejar las emociones de manera efectiva.
Al integrar estas estrategias en tu vida diaria, estarás ayudando a tus hijos a convertirse en personas emocionalmente inteligentes, capaces de enfrentar los desafíos con resiliencia y empatía.
Recuerda que enseñarles inteligencia emocional es un proceso continuo, pero cada pequeño paso contribuye a su desarrollo integral.
Especialista: Vivian Lan. Directora de SingularityU Mexico y Directora de Uma School.
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