El amor cuántico está sonando en todos lados y aquí les vamos a explicar qué onda con eso y cómo hacerle para que vivan su mejor relación de pareja.
Estamos trastornadas con todo el tema de las relaciones, del amor y cuando hay algo que nos interesa muchísimo sobre el tema se los traemos para que sepan y entiendan qué está pasando en ese mundo tan misterioso, complejo y divertido.
Cuando vimos que en las redes sociales estaba sonando «el amor cuántico», nos pusimos a investigar sobre el tema y resúltase ser que tiene que ver con el concepto del acercamiento y alejamiento por traumas en las relaciones pasadas y ¡traz! Estamos en shock.
Y es que chéquense, recientemente, ha surgido una fascinante, aunque medio metafórica, conversación que entrelaza el amor con los principios de la física cuántica. Al mismo tiempo, la psicología nos recuerda que nuestras experiencias amorosas están profundamente influenciadas por nuestras vivencias pasadas y las heridas emocionales que llevamos con nosotros, entonces ¿qué pasa cuando sentimos esa atracción con la gente? Aquí les vamos a responder.
El amor y sus multiversos
El amor es como la belleza, literalmente es de quien lo ve y quien lo siente, entonces se podría decir que es básicamente un multiverso de emociones, comportamientos y compromisos.
Y es que tenemos varios tipos de amor: el amor romántico y pasional hasta el amor compasivo y de hermandad, cada manifestación tiene su propia dinámica. Lo que une a estas diversas formas es, quizás, una profunda sensación de conexión, de trascender el yo individual para vincularse con otro ser.
El amor puede sentirse como magia, como un designio del destino o una fuerza inexplicable que nos atrae hacia ciertas personas. Esta sensación de «algo más grande» y es ahí donde entra el tema del amor cuántico.
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Amor cuántico: tus heridas te acercan a cierto tipo de amor
Ok, ent0nces ¿por qué se dice que hay un amor cuántico? Pues primero tenemos que entender que la física cuántica, el estudio del comportamiento de la materia y la energía en las escalas más pequeñas (átomos y partículas subatómicas), ha revelado un universo que desafía nuestra intuición y la física clásica.
Existen algunos conceptos como el entrelazamiento, la superposición y el efecto observador, en al mundo subatómico, que han sido utilizados como metáforas para entender las complejidades de las relaciones humanas, pero ¿qué son? Aquí una breve explicación:
Entrelazamiento cuántico y conexiones profundas
El entrelazamiento cuántico describe un fenómeno en el que dos o más partículas se vinculan de tal manera que sus estados permanecen interconectados, sin importar la distancia que las separe. Si lo adaptamos a la vida amorosa, es como si dos almas estuvieran destinadas a estar juntas para siempre ¿pero será?
Esta idea resuena profundamente con la experiencia de sentirse íntimamente conectado con alguien, incluso a kilómetros de distancia. Esa sensación de «saber» lo que el otro siente o piensa, la sincronicidad en las llamadas o mensajes, o el profundo vínculo que persiste a pesar de la separación física, encuentran un hermoso paralelo en el entrelazamiento.
Se habla de «almas gemelas» o «conexiones kármicas» que parecen operar bajo una lógica similar de interconexión fundamental. Aunque no hay evidencia científica de que las emociones humanas operen bajo los mismos principios físicos del entrelazamiento de partículas, la metáfora es poderosa para describir la intensidad de ciertos lazos afectivos.
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El Efecto Observador y la Creación de Nuestra Realidad Amorosa
En la física cuántica, el acto de observar una partícula puede alterar su estado. La realidad a nivel cuántico no parece estar completamente definida hasta que se mide.
Este principio se traduce en la idea de que nuestras percepciones, creencias y expectativas pueden influir activamente en nuestras relaciones. La forma en que «observamos» a nuestra pareja –con amor, crítica, confianza o desconfianza– puede moldear su comportamiento y la dinámica de la relación. Si esperamos lo mejor de alguien y actuamos en consecuencia, podemos fomentar esas cualidades.
Por el contrario, una mirada constantemente negativa puede contribuir a una profecía autocumplida. Nuestras intenciones y la energía que dedicamos a una relación pueden, en este sentido metafórico, «colapsar» ciertas potencialidades en una realidad tangible.
Superposición y el Potencial Infinito en las Relaciones
La superposición sugiere que una partícula puede existir en múltiples estados a la vez hasta que es medida. Al inicio de una relación, o incluso antes de conocer a alguien, existe un campo de infinitas posibilidades. La relación puede tomar múltiples caminos, y la persona puede revelarse de diversas maneras.
A medida que la relación se desarrolla y se toman decisiones (observaciones), ciertas trayectorias se vuelven más probables y otras se desvanecen. Esta idea también puede aplicarse a cómo vemos a nuestra pareja: pueden ser simultáneamente nuestro mayor apoyo y, en momentos de conflicto, una fuente de frustración. Reconocer esta «superposición» de cualidades puede fomentar una mayor aceptación y comprensión.
Es crucial reiterar que estas son interpretaciones analógicas. La física cuántica describe el comportamiento del mundo subatómico y no hay, hasta la fecha, una teoría científica consolidada que aplique directamente estos principios a las emociones o interacciones humanas a gran escala. Sin embargo, estas metáforas nos ofrecen un lenguaje rico para explorar la profundidad, el misterio y la interconectividad que a menudo experimentamos en el amor.
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¿Cómo se relacionan las heridas psicológicas y el amor cuántico?
Mientras la física cuántica nos ofrece un marco casi que poético, la psicología nos brinda herramientas concretas para entender cómo nuestro pasado influye en nuestro presente amoroso.
Las heridas psicológicas, a menudo originadas en la infancia o en experiencias traumáticas previas, actúan como filtros distorsionadores a través de los cuales percibimos e interactuamos en nuestras relaciones.
Estas heridas son patrones emocionales dolorosos no resueltos que pueden activarse repetidamente en nuestras interacciones íntimas. Algunas de las más comunes y su impacto en el amor incluyen:
Herida de Abandono: Originada por experiencias reales o percibidas de pérdida, soledad o falta de cuidado en etapas tempranas.
En el amor existe un miedo intenso a ser dejado, dependencia emocional, celos, necesidad constante de reafirmación, dificultad para estar solo, o, por el contrario, evitar la intimidad para no sufrir un posible abandono. Pueden sabotear relaciones por miedo a que el otro se vaya primero.
Herida de Rechazo: Surge de sentirse no aceptado, no deseado o invalidado, especialmente por figuras significativas.
Manifestación en el Amor: Baja autoestima, búsqueda constante de aprobación externa, perfeccionismo, miedo a la crítica, dificultad para aceptar el amor o los cumplidos, tendencia al aislamiento o a elegir parejas que replican el patrón de rechazo.
Herida de Humillación: Relacionada con experiencias de vergüenza, crítica destructiva o ridiculización. Sentimientos de indignidad, dificultad para poner límites, tendencia a complacer a los demás a expensas de uno mismo, autosabotaje, o incluso desarrollar mecanismos de defensa como la arrogancia para ocultar la vergüenza subyacente. Pueden tener dificultades para disfrutar del placer y sentirse merecedores de amor.
Herida de Traición: Nace de promesas rotas, mentiras o deslealtad por parte de personas en quienes se confiaba. Desconfianza generalizada, necesidad de controlar a la pareja, celos patológicos, miedo a la intimidad por temor a ser herido nuevamente, o dificultad para comprometerse. Pueden ser hipervigilantes a señales de engaño.
Herida de Injusticia: Surge de situaciones donde la persona sintió que sus derechos fueron vulnerados, que no fue tratada con equidad o que se le exigió demasiado.
Rigidez, perfeccionismo extremo (hacia sí mismo y los demás), dificultad para mostrar vulnerabilidad, frialdad emocional aparente, fuerte sentido del deber que puede llevar a la desconexión emocional, o una búsqueda constante de equidad que puede volverse agotadora.
Estas heridas no solo causan dolor individual, sino que también nos llevan a repetir patrones disfuncionales en nuestras elecciones de pareja y en la forma en que nos relacionamos. Inconscientemente, podemos buscar personas o situaciones que resuenen con nuestras heridas no sanadas, en un intento fallido de «resolver» el trauma original.
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Sanar para amar plenamente: un camino consciente
La buena noticia es que las heridas psicológicas pueden sanar. Este proceso requiere valentía, autoconciencia y, a menudo, apoyo profesional. Algunos pasos clave incluyen:
- Reconocimiento y Aceptación: Identificar nuestras heridas y comprender su origen sin juzgarnos.
- Auto-compasión: Tratarnos con la misma amabilidad y comprensión que ofreceríamos a un amigo querido que sufre.
- Trabajo Terapéutico: La terapia puede proporcionar un espacio seguro para explorar estas heridas, entender sus manifestaciones y desarrollar nuevas formas de afrontamiento.
- Establecer Límites Saludables: Aprender a decir «no» y proteger nuestro espacio emocional.
- Re-parenting Interno: Brindarnos el amor, la validación y la seguridad que quizás no recibimos en el pasado.
- Mindfulness y Conexión con el Presente: Practicar la atención plena nos ayuda a reaccionar menos desde nuestras heridas pasadas y más desde la realidad actual de la relación.
Cuando sanamos nuestras heridas, nos liberamos de las cadenas del pasado. Esto nos permite entrar en relaciones desde un lugar de mayor integridad, autenticidad y capacidad para dar y recibir amor de forma saludable. Dejamos de buscar que la pareja «llene nuestros vacíos» o «sane nuestras heridas», y en su lugar, podemos construir conexiones basadas en el respeto mutuo, la interdependencia y el crecimiento compartido.
En conclusión ¿qué pasa con el amor romántico y la física cuántica?
La conexión entre el amor y la física cuántica, aunque principalmente metafórica, nos dice ante la profundidad y el misterio de los vínculos humanos. Nos recuerda que, al igual que el universo, nuestras relaciones están llenas de potencial y pueden ser moldeadas por nuestra percepción y nuestras intenciones.
Sin embargo, para que ese potencial florezca en relaciones sanas y plenas, es fundamental mirar hacia adentro. Reconocer y sanar nuestras heridas psicológicas no es un signo de debilidad, sino un acto de profundo amor propio y una inversión en nuestra capacidad de amar a otros de manera auténtica.
Al final, ya sea que nos inspiremos en la danza de las partículas cuánticas o en la sabiduría de la psicología, el camino hacia un amor más pleno y consciente implica cultivar la auto-compasión, la valentía para enfrentar nuestro pasado y la voluntad de construir conexiones basadas en la honestidad, el respeto y la sanación continua.
El amor, en su forma más elevada, es quizás ese entrelazamiento consciente donde dos almas, sanas y enteras, eligen vibrar juntas, creando una realidad compartida más hermosa y expansiva.