Porque cuidar el corazón no tiene que ser aburrido ni saberse todos los nombres impronunciables de los medicamentos. Conozcan a las aliadas verdes contra el colesterol.
A ver, seamos sinceros: ¿quién no ha vivido esa escena en donde el doctor mira los análisis, frunce el ceño, te clava la mirada y dice: “tienes el colesterol un “poquito” alto”? Y uno ahí, fingiendo sorpresa, como si no hubiéramos cenado pizza con extra queso tres veces esa semana. Ay.
Pero no estamos acá para regañarlas. Al contrario: venimos con buenas noticias. Porque aunque el colesterol se haya ganado la fama de villano, en realidad no es el malo de la película. Es una grasa necesaria para que todo funcione bien en nuestro cuerpo. El problema es cuando se le suben los humos y se pasea por nuestras venas como Juan por su casa. Ahí sí, Houston, we have a problem!
Pero que no cunda el pánico, justo aquí es donde entran ellas: nuestras heroínas silenciosas, nuestras aliadas verdes, nuestras tías sabias con raíces, flores y hojas. Sí, hablamos de plantas que, sin efectos secundarios raros, pueden ayudarnos a mantener al colesterol en su lugar. Elegantes, eficaces y 100% naturales. Amamos.
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¿Pero qué es eso del colesterol “bueno” y “malo”?
Primero lo primero. Pongamos las cartas sobre la mesa. Hay dos tipos de colesterol que importan:
- El HDL (alias “el bueno”) que debería estar por encima de los 40 mg/dl.
- Y el LDL (alias “el malo”), que idealmente no debería superar los 150-190 mg/dl.
El problema viene cuando ese LDL se pasa de listo, se acumula donde no debe y empieza a obstruir el tráfico arterial como si fuera un embotellamiento eterno. Y eso, puede derivar en enfermedades cardiovasculares que no le deseamos ni a nuestro ex.
Así que sí, hay que prestarle atención. Pero sin entrar en pánico: además de mejorar la alimentación, mover un poco el cuerpo y dormir decentemente, hay formas naturales de ayudar a regular esos niveles. Acá va nuestro top:
Diente de león
No solo es la flor que soplábamos de niños para pedir deseos (y que seguro cumplió más de uno), también es una de las plantas más efectivas para ayudar a bajar el colesterol. Funciona como diurético y depurativo, y se puede tomar en infusión hasta tres veces al día. Eso sí, con moderación, porque nada funciona en exceso.
Té verde
El té verde es el George Clooney de las infusiones: elegante, saludable y nunca pasa de moda. Protege las arterias, es antioxidante y ayuda a combatir el colesterol y el sobrepeso. Además, te sientes medio zen mientras lo tomas. Dos tazas al día y listo: cuerpo y alma en equilibrio.
Alcachofa
No es el ajonjolí de todos los moles, pero es imbatible para frenar la producción de colesterol en el hígado. La mejor forma de aprovecharla es en infusión con hojas secas, un chorrito de limón y miel. Unas dos o tres tazas al día, y tu sistema digestivo te va a aplaudir.
Avena
No es planta como tal, pero merecía lugar de honor. Rica en fibra soluble, la avena reduce la absorción del colesterol malo y mejora el tránsito intestinal (guiño, guiño). Puedes tomarla cocida en el desayuno y quizás una vez más al día; va bien con casi todo.
Entonces… ¿nos armamos un jardín anticolesterol?
Nadie dice que dejes de ver al médico, ni que tires tus medicamentos. Pero incorporar estas plantas a tu día a día puede ser una forma amorosa, económica de cuidar el corazón. Porque sí, el colesterol es serio. Pero no hace falta volverse monje tibetano para combatirlo.
Así que… ¿nos preparamos una infusión de diente de león, un bowl de avena y nos vamos a caminar al parque?