¿Qué pasa a la hora de dejar de tomar alcohol? Mario Santana, Médico Especialista en Enfermedades Hepáticas, nos viene a explicar lo que ocurre en nuestro cuerpo al hacerlo.
¿Cómo se bebe en el mundo?
La OMS estima que en el mundo hay 283 millones de personas con trastornos por uso de alcohol, de las cuales ocho de cada diez son hombres, es decir, 237 millones son hombres y 46 millones son mujeres.
De acuerdo con el reporte de alcohol y salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el consumo per cápita de alcohol en México es de 7.2 litros anuales. Según la OMS, el alcoholismo provoca más de 3 millones de muertes al año a nivel mundial, lo que equivale a una muerte cada diez segundos.
Según datos del gobierno, en México, 20 millones de personas enfrentan consumo problemático de alcohol. En México el consumo de alcohol empieza a los 13 o 14 años de edad en promedio.
Según la OMS, más de una cuarta parte (27%) de los jóvenes de 15-19 años son bebedores. El consumo de alcohol se encuentra dentro de los diez principales factores de riesgo de muerte y discapacidad en todo el mundo.
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¿Qué le pasa al cuerpo cuando dejas de tomar alcohol?
El hígado es el órgano principal encargado del metabolismo del alcohol. Su capacidad para descomponer y eliminar esta sustancia es fundamental para evitar toxicidad en el organismo.
El metabolismo del alcohol en el hígado
Cuando una persona ingiere alcohol (etanol), este es absorbido rápidamente en el tracto gastrointestinal y transportado por la sangre hacia el hígado, donde comienza su metabolización. Este proceso ocurre en varias etapas y depende de enzimas específicas:
- Fase 1: En el hígado, una enzima llamada alcohol deshidrogenasa (ADH) convierte el alcohol (etanol) en acetaldehído, una sustancia tóxica que causa resaca y daño hepático a largo plazo.
- Fase 2: El acetaldehído se convierte en una sustancia menos tóxica llamada acetato, gracias a otra enzima, la aldehído deshidrogenasa (ALDH). Este acetato puede usarse como energía. Puede provocar efectos como enrojecimiento facial y náuseas.
- Eliminación: Finalmente, el acetato se convierte en dióxido de carbono y agua, que se eliminan por la respiración y la orina. El hígado procesa el 90-95% del alcohol, mientras que el resto se elimina a través del sudor, orina y pulmones.
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¿Cuáles son los factores que afectan la metabolización del alcohol?
El metabolismo del alcohol varía entre individuos y puede verse influenciado por varios factores:
- Genética: La actividad de las enzimas ADH (enzima alcohol deshidrogenasa) y ALDH (enzima aldehído deshidrogenasa) puede diferir según la genética de cada persona.
- Sexo: Las mujeres tienen menos actividad de la enzima alcohol deshidrogenasa (ADH) en el estómago que los hombres, lo que significa que metabolizan el alcohol de manera menos eficiente, permitiendo que más alcohol llegue directamente al torrente sanguíneo. Esto, junto con la mayor cantidad de grasa corporal en las mujeres, hace que experimenten los efectos del alcohol más rápido y con menor cantidad que los hombres.
- Edad: A medida que envejecemos, el metabolismo del alcohol se vuelve menos eficiente.
- Frecuencia y cantidad de consumo: El consumo crónico induce la actividad del MEOS (sistema microsomal de oxidación del etanol), lo que aumenta el estrés oxidativo y el daño hepático.
- Estado nutricional y hepático: Un hígado sano metaboliza mejor el alcohol que uno afectado por enfermedades como la hepatitis o la cirrosis.
¿Qué pasa en el cuerpo cuando dejas de tomar alcohol?
Esto es lo que pasa en el cuerpo cuando dejan de tomar alcohol por días, meses y hasta años:
1 SEMANA
- Los síntomas de abstinencia pueden manifestarse, como ansiedad, irritabilidad y dificultad para dormir.
- Fisiológicamente, el hígado comienza a metabolizar las toxinas residuales del alcohol, mientras que el sistema nervioso central se adapta a la ausencia de la sustancia.
- La presión arterial y la frecuencia cardíaca empiezan a estabilizarse.
- Mejora la hidratación, lo que reduce dolores de cabeza y fatiga.
2 SEMANAS
- Al alcanzar las dos semanas, los efectos positivos se hacen más evidentes.
- La calidad del sueño mejora notablemente, ya que el alcohol no interfiere con los ciclos naturales de descanso.
- Muchos experimentan una mayor claridad mental y una reducción en los niveles de estrés, gracias a la normalización de la química cerebral.
- El sistema inmunológico mejora su función: Aumenta la producción de células T y macrófagos, esenciales para defender al organismo de virus y bacterias. Se reduce la inflamación crónica, permitiendo una mejor respuesta del cuerpo ante agresores externos. Disminuye la susceptibilidad a resfriados, gripes e infecciones respiratorias.
- La digestión se normaliza, reduciendo acidez y reflujo.
- La piel comienza a lucir más hidratada y menos inflamada: Sin el efecto diurético del alcohol, la piel retiene más agua, reduciendo la resequedad y la descamación. Se reduce la inflamación en los vasos sanguíneos, lo que disminuye la apariencia de rojeces y manchas.
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3 SEMANAS
- El alcohol afecta la producción de neurotransmisores clave en la regulación del estado de ánimo, como la serotonina, la dopamina y el GABA. Durante las primeras semanas de abstinencia, el cerebro se está reajustando a un equilibrio natural:
- Menos ansiedad y estrés: El sistema nervioso se estabiliza, disminuyendo la sensación de inquietud.
- Mejor regulación emocional: Se reducen los cambios bruscos de humor.
- Mayor motivación y bienestar: La producción de serotonina y dopamina se normaliza, mejorando la sensación de satisfacción.
- Aunque en algunos casos puede persistir cierta irritabilidad, este período marca el inicio de una mayor estabilidad emocional y una mejor respuesta al estrés diario.
- Si existía hígado graso alcohólico, los niveles de grasa hepática comienzan a disminuir: La grasa hepática puede reducirse hasta un 20% en algunos casos, según estudios clínicos. La inflamación del hígado comienza a disminuir, lo que mejora su función metabólica. Se reducen los niveles de enzimas hepáticas (como la ALT y la AST), lo que indica que el hígado está en proceso de regeneración.
- La producción de insulina se normaliza, reduciendo el riesgo de resistencia a la insulina.
- Menos antojos de azúcar y carbohidratos, ya que el metabolismo energético se estabiliza.
- Mayor energía sostenida durante el día, sin los típicos altibajos causados por el alcohol.
1 MES
- Después de un mes sin alcohol, el hígado muestra signos de regeneración. La grasa acumulada en este órgano vital comienza a disminuir, mejorando así su función metabólica y de desintoxicación.
- Las células hepáticas comienzan a repararse y regenerarse.
- Si existía hígado graso alcohólico, los niveles de grasa siguen disminuyendo.
- La inflamación se reduce significativamente, mejorando la función hepática.
- El hígado es más eficiente en su trabajo de filtrar toxinas, metabolizar grasas y regular los niveles de azúcar en sangre.
- La presión arterial sigue bajando, reduciendo el riesgo de enfermedades cardiovasculares e hipertensión.
- Se mejora la circulación sanguínea, reduciendo la carga sobre el corazón.
- Disminuye el riesgo de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares.
- Mayor energía diaria, sin los típicos bajones de fatiga.
- Mejor resistencia física, lo que facilita el ejercicio y la actividad cotidiana.
- Mayor rendimiento muscular, ya que los músculos reciben mejor oxígeno y nutrientes.
2 MESES
- Notable pérdida de peso. La eliminación de calorías vacías provenientes del alcohol, combinada con una mejor gestión del apetito, puede resultar en una reducción de la circunferencia abdominal y una mayor definición muscular.
- La microbiota se restaura, aunque en algunas personas el proceso puede tardar más.
- Se reducen síntomas como la hinchazón abdominal y la acidez.
- La digestión mejora, permitiendo una mejor absorción de los nutrientes.
- El metabolismo aumenta, permitiendo una mayor quema de grasa.
- Hay menos episodios de ansiedad y una mayor sensación de calma.
- El estado de ánimo es más estable y positivo.
- Se desarrollan mejores estrategias para afrontar el estrés sin necesidad de recurrir al alcohol.
3 MESES
- La necesidad intensa de beber disminuye o desaparece en la mayoría de las personas.
- La dependencia psicológica sigue reduciéndose, lo que facilita mantener la abstinencia.
- Se fortalecen nuevos hábitos y estrategias para manejar el estrés sin recurrir al alcohol.
- Se reduce el colesterol LDL, disminuyendo el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
- La presión arterial se estabiliza, reduciendo la probabilidad de infartos o accidentes cerebrovasculares.
- El corazón bombea sangre de manera más eficiente, mejorando la oxigenación de los tejidos.
- El hígado ha regenerado muchas de sus células dañadas.
- La inflamación hepática se ha reducido significativamente.
- Se han eliminado gran parte de las toxinas acumuladas, mejorando la función metabólica.
6 MESES
- Los análisis de sangre revelan enzimas hepáticas dentro de rangos saludables, indicando una recuperación sustancial del daño causado por el alcohol.
- La piel adquiere un tono más saludable y radiante, reflejando la mejora en la circulación sanguínea.
- No hay síntomas de abstinencia ni deseos de beber.
- Las funciones del cuerpo se han estabilizado, promoviendo una sensación de bienestar general.
- En casos de daño hepático previo, la regeneración sigue en curso, pero puede no ser completa.
- El hígado ha eliminado la acumulación de grasa en la mayoría de los casos de hígado graso alcohólico.
- Las enzimas hepáticas han vuelto a niveles normales, indicando una función saludable.
- Se procesan mejor las toxinas y los nutrientes, mejorando el metabolismo general.
- El riesgo de desarrollar cirrosis disminuye considerablemente, siempre que no haya daño hepático irreversible.
- El páncreas se recupera, reduciendo la posibilidad de pancreatitis alcohólica.
- Se previene la resistencia a la insulina, lo que ayuda a evitar la diabetes tipo 2.
- Mayor energía y resistencia física, gracias a un metabolismo más eficiente.
- Una digestión mucho más saludable, con menos inflamación intestinal y una microbiota equilibrada.
- Un estado de ánimo estable, con menos episodios de ansiedad, depresión o irritabilidad.
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1 AÑO
- La gran mayoría de las personas ya no experimentan deseos de beber ni sienten la necesidad de consumir alcohol en eventos sociales.
- El sistema nervioso ha recuperado su equilibrio, lo que significa que los episodios de ansiedad o irritabilidad relacionados con la abstinencia han desaparecido.
- En casos de consumo extremo previo, algunas personas aún pueden sentir nostalgia ocasional, pero sin una compulsión real por beber.
- El hígado ha logrado una regeneración casi completa, siempre que no haya habido daño irreversible antes de dejar el alcohol.
- El riesgo de cirrosis se reduce drásticamente, ya que la inflamación crónica del hígado desaparece.
- Se minimiza la probabilidad de desarrollar cáncer de hígado, ya que las células hepáticas han recuperado su funcionamiento normal.
- La memoria a corto y largo plazo mejora, permitiendo mayor agilidad mental y mejor retención de información.
- Se incrementa la capacidad de concentración y toma de decisiones, lo que favorece el rendimiento en el trabajo y otras áreas de la vida.
- El riesgo de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer se reduce, ya que el cerebro funciona sin la interferencia del alcohol.
- Aumenta la resistencia física, ya que la oxigenación y la circulación sanguínea mejoran.
- La recuperación muscular es más rápida, permitiendo entrenamientos más efectivos y con menor riesgo de lesiones.
- Se mantiene un peso saludable, debido a la eliminación de calorías vacías del alcohol y a un metabolismo más eficiente.
Especialista: Mario Santana Montes. Médico gastroenterólogo. Especialista en enfermedades hepáticas y trasplante hepático egresado del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán. Hospital actual: Centro Médico ABC.
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