Les dejamos un súper test para ver qué tan impacientes son y cómo pueden usar este acelere para lograr todo lo que quieren sin morir de ansiedad o estrés.
Elige la respuesta que más te represente. Anota tus puntos por cada una. Al final, suma el total y escucha tus resultados:
- 1 PUNTO
- 2 PUNTOS
- 3 PUNTOS
¿Qué tan impaciente eres?
- El doctor te dice que necesitas 15 días de reposo total después de una operación. ¿Cómo reaccionas?
- Me mentalizo y me entrego a la pausa poniendo mi atención en los beneficios de reposar. (1 punto)
- Me quejo un poco, intento negociar: “¿Qué tengo que hacer para que solo sean 10 días de reposo?” (2 puntos)
- ¿¡QUÉ!? ¿15 días sin moverme? Que exageración!! Al tercer día ya estoy planeando correr un maratón y mover muebles, el doctor no tiene porque enterarse. (3 puntos)
Pones a hervir agua para té. Tú:
- Pones el agua, y mientras esperas acomodas algunas cosas de la despensa. Regresas a los 5 minutos cuando el agua ya está hirviendo. Ni te diste cuenta del tiempo. Todo fluyó. (1 punto)
- Te vas a hacer otra cosa, pero regresas cada minuto a ver si ya hierve. Das golpecitos en la estufa, suspiras y miras el reloj. No explotas, pero se te hace innecesaria tanta espera. (2 puntos)
- Miras la olla fijamente como si con tu energía mental fueras acelerar el proceso. Le quitas la tapa, le pones la tapa. Te quejas. Le subes al fuego al máximo aunque ya estaba al máximo, regresas cada 15 segundos hasta que dices: “¿Por qué no inventan agua que hierve al instante?” (3 puntos)
Te dicen: «Ten paciencia, todo llega a su tiempo». Tú:
- Sí, tienes razón. Confío. (1 punto)
- O sea sí, pero ¿en cuánto tiempo exactamente? (2 puntos)
- ¿Quién dijo eso y dónde vive? ¿Qué no tiene sangre en las venas? (3 puntos)
Pides algo en línea y dice “en camino”.
- Me olvido hasta que llega (1 punto)
- Lo checo una vez al día. (2 puntos)
- Refresco la página de rastreo cada 30 minutos (3 puntos)
Tu amiga tarda en contestarte un mensaje importante.
- Seguro está ocupada, no pasa nada. (1 punto)
- Checo si ya lo leyó. Luego veo su última conexión. (2 puntos)
- Hago lo de la respuesta B Y le mando 10 signos de interrogación uno detrás de otro, más un audio y si ni así, le mando mi carta de renuncia a la amistad. (3 puntos)
¿Cuáles son los resultados?
13–15 puntos: Impaciencia de Alto Voltaje
Vives en modo «me urge todo». Esperar te parece una amenaza a tu existencia. La buena noticia: tu energía es poderosa, solo hay que canalizarla.
9–12 puntos: Impaciente Light (pero funcional)
Tienes tus momentos, claro, pero no dejas que te dominen. Puedes incomodarte, pero también fluir cuando toca
5–8 puntos: Paciencia Nivel Maestro Zen
¡Wow! Tienes el alma de un monje y la tolerancia de un cactus al sol. Sabes fluir, esperar, respirar…
La impaciencia como maestra: Lo que revela tu prisa y como convertirla en claridad
La impaciencia es esa sensación inquieta que aparece cuando las cosas no suceden al ritmo que queremos. Puede manifestarse como frustración, ansiedad, irritabilidad o un impulso interno por acelerar procesos, personas o resultados.
Socialmente, suele verse como algo negativo, como un rasgo a «corregir». Sin embargo, cuando nos detenemos a observarla con curiosidad y apertura, descubrimos que la impaciencia no es un defecto, sino una mensajera o maestra.
¿Por qué es humano sentir impaciencia?
La impaciencia, entonces, no es el problema. El problema es no saber qué hacer con ella.
El valor que le hemos dado a la rapidez:
- Vivimos en una cultura que idolatra la velocidad.
- Lo rápido se asocia con lo eficiente, lo exitoso, lo valioso.
¿Qué conexión hay entre rapidez e impaciencia?
- La impaciencia nace cuando nuestra expectativa de rapidez choca con el ritmo real de la vida.
- En lugar de esperar con presencia, lo hacemos con tensión.
¿Qué nos señala la impaciencia?
- Un espejo: nos muestra qué deseamos con fuerza
- Una brújula emocional: señala un área donde no hay confianza o hay muvho anhelo
- Un detector de creencias
- Una puerta al presente: si la escuchamos, nos devuelve al ahora, al único lugar donde la paz es posible.
¿Cómo dejar de practicar la impaciencia?
Porque sí… la impaciencia no solo se siente, también se practica. Se alimenta con pensamientos, reacciones, comparaciones, control.
Paso 1: Reconocer que estás impaciente. Hazlo sin culpa.
Paso 2: Abrir el diálogo interno. Pregúntate:
- ¿Qué estoy queriendo controlar?
- ¿Qué parte de mí no confía en el proceso?
- ¿Qué necesito recordar en este momento?
Paso 3: Cambiar la narrativa. Sustituye la exigencia por presencia:
- “No tengo que correr.”
- “Nadie me persigue”
- “La vida no se retrasa. Se organiza con armonía.”
Paso 4: Volver al cuerpo
- La impaciencia vive en el cuerpo como tensión, prisa, hiperactividad.
- La impaciencia se deshace con presencia.
Paso 5: Actúa desde la paz, no desde la prisa
- A veces la impaciencia nos empuja a actuar desde el miedo, pero cuando transformamos esa energía, podemos seguir avanzando desde la presencia, no desde la urgencia.
Práctica breve
- Cierra los ojos si puedes. Respira.
- Inhala profundamente… exhala.
- Repite: “Estoy exactamente donde necesito estar, me quito de en medio con mis dudas y urgencias y me dejo de estorbar: Confío en el ritmo perfecto de mi vida.” “Cuando yo me calmo todo se calma”
Cuando dejamos de pelear con la impaciencia y la miramos con honestidad, nos invita a desarrollar virtudes esenciales como la paciencia, la confianza, la presencia, la humildad y la rendición. Así, lo que parecía un obstáculo se convierte en un portal hacia mayor claridad y alineación interior.
Especialista: Marisa Gallardo. Coach ontológico y conferencista. Autora de “El libro con Alas” y «Spa para el Alma». Tiene una trayectoria de varios años dedicados al estudio de la mente y el comportamiento humano.
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