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¿Qué es la artrosis y cuáles son sus síntomas?

Aquí les vamos a explicar qué es la artrosis, cómo se diagnostica y que hacer si se sospecha que alguien cercano la podría padecer.

mayo 25, 2025

Les vamos a explicar que es la artrosis y cómo le podemos hacer para tener un buen diagnóstico si sospechamos que la podríamos tener. 

La artrosis, también conocida como osteoartritis, de acuerdo con la Clínica Mayo, es una enfermedad degenerativa crónica que afecta a millones de personas en todo el mundo.

Se caracteriza por el desgaste del cartílago que recubre los extremos de los huesos en una articulación, esta condición puede generar dolor, rigidez y una limitación significativa en el movimiento. A menudo se confunde con la artritis reumatoide, pero es crucial diferenciarla: mientras la artritis reumatoide es una enfermedad autoinmune que inflama la membrana sinovial, la artrosis se centra en la degradación mecánica del cartílago.

¿Qué es la artrosis y cómo se manifiesta?

La Clínica Mayo también la describe como «la forma más común de artritis, que afecta a millones de personas en todo el mundo. Ocurre cuando el cartílago protector que amortigua los extremos de los huesos se desgasta con el tiempo». Este cartílago es un tejido liso y resbaladizo que permite que los huesos se deslicen entre sí sin fricción. Cuando este cartílago se deteriora, los huesos comienzan a rozarse directamente, lo que provoca dolor, inflamación y, en última instancia, daño articular.

Los síntomas de la artrosis suelen desarrollarse lentamente y empeorar con el tiempo. Los más comunes incluyen:

  • Dolor: El dolor articular es el síntoma principal y a menudo se agrava con la actividad o al final del día.
  • Rigidez: La rigidez suele ser más notable por la mañana o después de períodos de inactividad, mejorando generalmente en unos 30 minutos.
  • Sensibilidad: La articulación afectada puede sentirse sensible al tacto o a la presión ligera.
  • Pérdida de flexibilidad: La amplitud de movimiento de la articulación puede disminuir.
  • Sonidos al mover la articulación: Pueden escucharse o sentirse crujidos o chasquidos al mover la articulación (crepitación).
  • Hinchazón: Algunas personas pueden experimentar hinchazón en la articulación afectada, causada por la inflamación de los tejidos blandos circundantes.
  • Formación de espolones óseos (osteofitos): Estos pequeños bultos de hueso pueden formarse alrededor de la articulación afectada, contribuyendo al dolor y la limitación del movimiento.

La artrosis en las articulaciones temporomandibulares (que conectan la mandíbula con el cráneo) puede causar dolor y rigidez que dificultan los movimientos necesarios para hablar. La artrosis en las articulaciones de la lengua también puede causar dolor y dificultad de movimiento. Las articulaciones más comúnmente afectadas son las manos, las rodillas, las caderas y la columna vertebral. Sin embargo, puede desarrollarse en cualquier articulación del cuerpo.

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¿Por qué pasa y qué podemos hacer contra ella?

Aunque la causa exacta de la artrosis no siempre es clara, se considera una enfermedad multifactorial. El National Health Service (NHS) del Reino Unido señala que «la causa exacta no se conoce, pero varios factores pueden aumentar el riesgo de desarrollar la afección». Entre los principales factores de riesgo se encuentran:

  • Edad: El riesgo de desarrollar artrosis aumenta significativamente con la edad, siendo más común en personas mayores de 50 años.
  • Obesidad: El exceso de peso ejerce una presión adicional sobre las articulaciones que soportan peso, como las rodillas y las caderas, acelerando el desgaste del cartílago.
  • Lesiones articulares previas: Traumatismos, cirugías o lesiones deportivas en una articulación pueden aumentar el riesgo de desarrollar artrosis en esa articulación en el futuro.
  • Uso excesivo de la articulación: Ciertos trabajos o deportes que implican movimientos repetitivos o estrés continuo en una articulación pueden contribuir a su desgaste.
  • Genética: Existe una predisposición genética a desarrollar artrosis, lo que sugiere que si hay antecedentes familiares de la enfermedad, el riesgo es mayor.
  • Sexo: Las mujeres son más propensas a desarrollar artrosis que los hombres, especialmente después de la menopausia.
  • Defectos óseos o articulares: Algunas personas nacen con articulaciones mal formadas o defectos en el cartílago, lo que las hace más vulnerables.
  • Ciertas enfermedades: Condiciones como la gota, la diabetes o la enfermedad de Paget pueden aumentar el riesgo.

Diagnóstico y tratamiento

El diagnóstico de la artrosis generalmente se basa en la historia clínica del paciente, un examen físico y radiografías. Las radiografías pueden mostrar estrechamiento del espacio articular, espolones óseos y cambios en el hueso subcondral. En algunos casos, se pueden realizar análisis de sangre para descartar otras formas de artritis.

El tratamiento de la artrosis se enfoca en el manejo del dolor, la mejora de la función articular y la ralentización de la progresión de la enfermedad. No existe una cura para la artrosis, pero hay diversas opciones para aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida:

  • Cambios en el estilo de vida: Perder peso, realizar ejercicio de bajo impacto (como natación o ciclismo) para fortalecer los músculos alrededor de la articulación y evitar actividades que agraven el dolor.
  • Fisioterapia: Un fisioterapeuta puede diseñar un programa de ejercicios para mejorar la fuerza muscular, la flexibilidad y el rango de movimiento de la articulación.
  • Medicamentos:
    • Analgésicos de venta libre: Como el paracetamol para el dolor leve a moderado.
    • Antiinflamatorios no esteroides (AINEs): Ibuprofeno, naproxeno para el dolor y la inflamación.
    • Analgésicos tópicos: Cremas o geles con AINEs o capsaicina para aliviar el dolor localizado.
    • Inyecciones: Corticosteroides directamente en la articulación para reducir la inflamación y el dolor, o ácido hialurónico para mejorar la lubricación.
  • Dispositivos de asistencia: Rodilleras, bastones o andadores pueden ayudar a reducir la carga sobre la articulación y mejorar la estabilidad.
  • Cirugía: En casos severos y cuando otros tratamientos no han sido efectivos, la cirugía puede ser una opción. Esto puede incluir artroscopia para limpiar la articulación o, más comúnmente, un reemplazo articular (artroplastia), especialmente de rodilla o cadera.

El NHS enfatiza la importancia de un enfoque multifacético, señalando que «la artrosis generalmente se maneja con una combinación de tratamientos no farmacológicos y farmacológicos».

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