Según Syndeo, empresa especializada en psicología y logopedia, un 70% de las personas que acuden a terapia son mujeres, frente al 30% de hombres, esto afecta la salud mental en hombres ya que no tienen con quien hablar y expresar sanamente sus emociones.
En el Reino Unido, el 52% estaría preocupado por tomar tiempo libre en el trabajo debido a una condición de salud mental, mientras que el 46% se sentiría avergonzado de hablarlo con su empleador.
El suicidio es de las principales causas de muerte en hombres menores de 50 años en diferentes regiones del mundo. El 75% de las muertes por suicidio son de hombres, y tienen tres veces más probabilidades de morir por suicidio que las mujeres.
Los hombres son casi tres veces más propensos a volverse dependientes del alcohol (el 8.7% de los hombres son dependientes del alcohol en comparación con el 3.3% de las mujeres). Los hombres son más propensos a usar (y morir por) drogas ilegales.
El 87% de las personas sin hogar son hombres. Los hombres cometen el 86% de los delitos violentos (y tienen el doble de probabilidades de ser víctimas de delitos violentos).
En el entorno laboral, el 34% de los hombres estuvo de acuerdo en que «constantemente se sentían estresados o bajo presión«. Una investigación clásica del bioquímico William Frey de 1980 que suele usarse como referencia:encontró que antes de los 12 años hombres y mujeres parecen mostrar la misma frecuencia de llanto, pero cuando alcanzan los 18, las mujeres lloran hasta cuatro veces más que los hombres.
Según este estudio, en la edad adulta, las mujeres lloraban 5,3 veces al mes de media, mientras que los varones lo hacían 1,3 veces. Investigaciones posteriores han mostrado cifras similares.
La investigación sobre género y salud mental respalda dos hallazgos:
Los trastornos mentales más comunes en hombres son:
¿Por qué los hombres no hablan sobre la salud mental?
El estudio de las diferencias de género en la salud mental se ha centrado principalmente en cuestiones relacionadas con las mujeres. Este enfoque llevó involuntariamente a la negligencia de los hombres con trastornos estereotípicamente femeninos (por ejemplo, la depresión y la ansiedad).
Existen tres explicaciones convencionales para las diferencias de género en salud mental:
Los roles de género contemporáneos se remontan a la industrialización, cuando los hombres trabajaban en la esfera pública, realizando tareas que les proporcionaban poder y privilegios económicos. Sin embargo, la naturaleza estresante de las expectativas de ser el sostén de la familia o la emasculación de no poder desempeñar este papel pueden tener consecuencias negativas para la salud mental.
Los hombres son menos propensos a expresar sus problemas y a hablar de temas delicados y resolver problemas emocionales. La expresión emocional es diferente para hombres y mujeres. Se espera que los hombres mantengan oculta cualquier emoción que pueda definirse como afeminada o débil, lo que generalmente incluye la crianza, el cuidado, la sensibilidad y la comunicatividad. En cambio, se fomenta la ira.
Los hombres a los que se les diagnostica depresión aprenden a aceptar su diagnóstico reintegrándolo en una identidad masculina que hace hincapié en el control, la fuerza y la responsabilidad.
La falta de búsqueda de ayuda hace que tengan menos probabilidades de ser diagnosticados que las mujeres. Los hombres buscan atención médica con mucha menos frecuencia que las mujeres, sobre todo por motivos de salud preventiva o de salud mental.
Los hombres consideran que la búsqueda de atención de salud mental es opcional, pues la salud física está más ligada al valorado ideal de género masculino de ser el sostén de la familia. Los hombres son más propensos a mencionar la evitación del estigma como un factor para no buscar atención.
Si los hombres están deprimidos y no buscan ayuda, podrían recurrir a las sustancias en lugar de al apoyo social, los antidepresivos o la terapia. La masculinidad hegemónica es la forma más idealizada de masculinidad, encarnada en la fuerza, la independencia, el éxito económico y la confianza. Los hombres que se adhieren firmemente a los ideales de masculinidad hegemónica son menos propensos a buscar atención en salud mental.
Las estrategias de afrontamiento reflejan los intentos cognitivos o conductuales de manejar una situación estresante que se percibe como una carga superior a la capacidad de adaptación.
Cuando se enfrentan a un factor estresante, los hombres emplean con más frecuencia estrategias de afrontamiento centradas en el problema. Los hombres pueden recurrir más a menudo a la distracción a través de las drogas y el alcohol. Los hombres suelen tener redes sociales primarias más pequeñas, menos diversas y con menos apoyo emocional que las mujeres.
Las tasas más bajas de utilización de los servicios de salud mental por parte de los hombres, sus redes sociales más pequeñas y menos diversas, y su menor propensión a divulgar sus sentimientos a amigos, familiares y personal de salud pueden predisponerles a manifestar su malestar de una forma externalizada, típicamente agresividad, violencia o consumo de alcohol o sustancias.
Fuente: Dr. Pablo León. Médico cirujano especialista en psiquiatría y neuropsiquiatría. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores y jefe del laboratorio de psiquiatría experimental del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía.
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