Muchas de las razones por las que nuestra vida amorosa y profesional falla es por no sanar a nuestro niño emocional o interno, por eso les vamos a dar unos hacks para que puedan hacerlo sin morir en el intento.
Si están haciendo algunas de estas cosas, puede que en realidad estén batallando con el sanar al niño emocional y es ahí donde empiezan los problemas.
Reacciones y control. Nuestras reacciones están guiadas por el miedo de que a menos de que reaccionemos algo malo sucederá o nunca obtendremos lo que queremos.
Nos movemos en automático de lo que detona a la reacción sin ninguna conciencia de lo que está sucediendo o porque. Y el espacio entre lo que detona y la reacción es infinitesimal.
Expectativas y demandas. La parte infantil tiene expectativas, de otros, de la vida. Esperan que sus necesidades sean satisfechas y que sus miedos e incomodidades desaparezcan.
Nos sentimos con derechos, como si la vida nos debiera. Exigimos, demandamos, culpamos o nos sentimos con el derecho de estar enojados o dolidos cuando las cosas no suceden como quisiéramos o cuando no nos dan la atención que queremos.
Conceder (compromiso) complacer. Es normal que cuando estamos en el miedo y en la vergüenza, vivamos una vida donde concedamos, cedamos continuamente.
La vergüenza y el miedo nos llevan a ceder por los demás continuamente porque estamos aterrados de lo que otros puedan pensar de nosotros. No confiamos en nuestros pensamientos, sentimientos e intuición. En corto, vivimos para los demás, no para nosotros.
Adicciones. Es este estado de inmadurez emocional somos muy proclives a las adicciones. Queremos alivio y gratificación instantáneos de la forma que los niños lo quieren, y esto nos lleva a todo tipo de conducta adictiva.
Cuando la ansiedad o el miedo surgen o aumentan inconscientemente buscamos algo que nos calme. Frecuentemente estas adicciones son crónicas y ni siquiera sabemos que está sucediendo, que las detona.
Pensamiento fantasioso. En este estado mental del niño emocional, tenemos una esperanza fantasiosa que la persona correcta llegará y se llevará todos nuestro dolores y nuestros miedos.
Tenemos la esperanza de que nos aliviará de nuestra soledad. Con amigos y amantes, intentamos cambiarlos a lo que deseamos que sean o brincamos de relación en relación esperando que este finalmente cumplirá nuestras expectativas.
Es muy fácil reconocer las conductas de nuestro niño emocional pero para descubrir lo que ya debajo de estas conductas, debemos tomar un paso más profundo.
Estas son las cinco heridas del niño emocional:
Cuando estamos en las manos de nuestro niño emocional es como estar en trance. Estamos atrapados en nuestras creencias y expectativas. En este estado de trance no podemos ver el mundo exterior como es, lo vemos a través del filtro de nuestras creencias y expectativas.
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Estas son algunas cosas que pueden estar detonando al niño emocional que no ha sanado y es súper importante el que lo analicen para entonces poder librarlo de la carga.
Además, al identificar esto, podrán entender de dónde vienen las reacciones que sienten como por ejemplo:
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Los cuatro miedos de nuestro niño interior herida son:
Estos miedos aparecen en todas las áreas importantes de nuestra vida, la sexualidad, la creatividad, la autoafirmación, la capacidad de sentir y la forma en que nos relacionamos con las parejas, amigos, conocidos y figuras de autoridad.
Observar molestias y reacciones
Nota durante un día cada vez que te sientas incomodo por alguna razón. Pregúntate: “¿qué causó esta molestia?”. “Qué fue lo que alguien dijo o no dijo, hizo o no hizo que creó esta molestia?”. Si fue una situación, no persona en específico, pregúntate. “¿Qué situación y que de esta situación específicamente causó mi molestia.
Observa como reaccionaste ante esta situación. ¿Qué hiciste o no hiciste? ¿Cómo trataste de cambiar la situación o a la persona? ¿Cómo trataste de cambiarte a ti mismo? Observa la respuesta que la reacción crea en la otra persona, ¿enojo, distanciamiento, pleito, shock, complacer?, ¿cómo sientes su respuesta?, ¿estás obteniendo lo que deseabas de la otra persona?.
Finalmente considera las heridas que yacen bajo la reacción. ¿De que manera te sentiste rechazado, avergonzado, aterrado, congelado, abrumado, con desconfianza o controlado? Nota si este mecanismo de detonante/reacción es familiar o nuevo. Es posible que veas que nace en la infancia.
Para sanar a nuestro niño emocional, debes de tomarte un momento para investigar tus relaciones más significativas, iniciando con relaciones amorosas:
Continuar con el ejercicio, “escánea” las relaciones más significativas en las que te encuentras en el presente: tus amistades más cercanas, tus relaciones con jefes y con tus hijos , si los tienes. ¿Notas alguna similitud con tu infancia?
Por ejemplo:
Nota estas similitudes y escríbelas. Quizá sin darte cuenta, has creado estas relaciones en tu vida para completar algo. Frecuentemente, estas relaciones son las más díficiles, y es justo allí con las que queremos desparecer de nuestras vidas, donde tenemos más que aprender.
Ejemplo:
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¿Cómo podemos conocer y abrazar este estado emocional? De la misma manera que lidiaríamos con el niño o niña que entró en nuestro cuarto y demandó nuestra atención, por ejemplo:
Especialista: Aura Medina, Psicoterapeuta, instructora de meditación y autora de los libros: “¿Amor o codependencia?”, “Lo que ellos dicen de ellas”, el más reciente “Crea el espacio para el amor”.
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