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Disautonomía: explicado con peras y con manzanas

La disautonomía puede tardar años en diagnosticarse. Estas son las causas y cómo influye en el bienestar de las mujeres.

marzo 6, 2025

Les vamos a explicar todo bien clarito sobre la disautonomía y cómo hacerle para que descubran si ustedes o alguien que conocen tiene este padecimiento. 

1 de cada 10 personas la padece, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud. Según datos del Gobierno de México, a nivel global, se estima que más de 70 millones de personas padecen algún tipo de disautonomía. Esta cifra representa aproximadamente al 1% de la población mundial.

La organización «Aliadas por la Disautonomía» llevó a cabo un censo en 2022 y reveló que el 42% de los pacientes tardaron entre 1 y 10 años en obtener un diagnóstico.

¿Qué es la disautonomía?

La disautonomía es un trastorno que afecta al sistema nervioso autónomo (SNA), encargado de regular funciones involuntarias como la frecuencia cardíaca, la presión arterial, la digestión y la respiración.

Desde la perspectiva de la cardiología, tiene implicaciones significativas en la función cardiovascular, ya que puede alterar la regulación del ritmo cardíaco y la presión arterial, llevando a síntomas como mareos, desmayos, taquicardia y palpitaciones.

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¿Cuál es la clasificación y causas?

Se clasifica en primaria y secundaria. La forma primaria no tiene una causa conocida, mientras que la secundaria se asocia con enfermedades autoinmunes, diabetes, infecciones virales y trastornos neurológicos.

Manifestaciones cardiovasculares

Las alteraciones en el SNA pueden provocar síntomas cardiovasculares como:

  • Hipotensión ortostática: descenso abrupto de la presión arterial al ponerse de pie, causando mareos o desmayos.
  • Taquicardia: aumento anormal de la frecuencia cardíaca.
  • Bradicardia: disminución de la frecuencia cardíaca.
  • Intolerancia al ejercicio: dificultad para realizar actividades físicas debido a una respuesta inadecuada del ritmo cardíaco.

Estos síntomas pueden afectar la calidad de vida y aumentar el riesgo de complicaciones cardiovasculares.

Síntomas comunes  

Las personas con este padecimiento pueden experimentar una variedad de síntomas debido a la regulación inadecuada de funciones corporales autónomas. Entre los más comunes se encuentran:

  • Mareos o aturdimiento: Especialmente al ponerse de pie rápidamente, debido a una caída abrupta de la presión arterial.
  • Fatiga o cansancio extremo: Sensación persistente de agotamiento que no mejora con el descanso.
  • Palpitaciones: Percepción de latidos cardíacos rápidos o irregulares.
  • Sudoración excesiva: Transpiración inusual sin causa aparente.
  • Intolerancia al ejercicio: Dificultad para realizar actividades físicas debido a la rápida aparición de fatiga.
  • Problemas gastrointestinales: Como estreñimiento o dificultades digestivas.
  • Intolerancia al frío: Sensación de frío constante o dificultad para adaptarse a bajas temperaturas.

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Señales de advertencia antes de un desmayo

Antes de un episodio de síncope, es común que las personas experimenten ciertos síntomas premonitorios. Reconocer estas señales puede ser vital para prevenir una caída o lesión. Las señales más frecuentes incluyen:

  • Mareos o sensación de desvanecimiento: Una sensación repentina de inestabilidad o aturdimiento.
  • Náuseas: Sensación de malestar estomacal que puede preceder al desmayo.
  • Visión borrosa o en túnel: Dificultad para ver claramente o percepción de que el campo visual se estrecha.
  • Sudoración fría: Transpiración repentina y fría, a menudo acompañada de palidez.
  • Palpitaciones o sensación de latidos cardíacos irregulares: Percepción de que el corazón late de manera anormal.
  • Sensación de calor: Ola repentina de calor que puede estar acompañada de sudoración.
  • Debilidad generalizada: Sensación de pérdida de fuerza en todo el cuerpo.

Medidas preventivas y de acción 

Al identificar las señales de advertencia, es fundamental actuar rápidamente para evitar un desmayo completo:

  • Sentarse o recostarse de inmediato: Esto ayuda a mejorar el flujo sanguíneo al cerebro y puede prevenir la pérdida de conciencia.
  • Elevar las piernas: Si es posible, levantar las piernas por encima del nivel del corazón para facilitar el retorno venoso.
  • Hidratación adecuada: Beber líquidos, especialmente aquellos ricos en electrolitos, para mantener una presión arterial estable.
  • Evitar cambios posturales bruscos: Levantarse lentamente de posiciones sentadas o acostadas para permitir que el cuerpo se adapte.
  • Uso de medias de compresión: Estas pueden ayudar a mejorar la circulación y reducir la acumulación de sangre en las piernas.

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¿Cuándo buscar ayuda médica?

Si los episodios de desmayo son recurrentes o se acompañan de otros síntomas preocupantes, es esencial consultar a un profesional de la salud para una evaluación detallada y un manejo adecuado.

Reconocer y comprender las señales de advertencia antes de un desmayo en el contexto de la enfermedad es esencial para implementar estrategias preventivas y garantizar una mejor calidad de vida.

¿Cómo se diagnostica y cuál es el tratamiento?

El diagnóstico requiere una evaluación detallada que incluye:

  • Historial clínico y examen físico: para identificar síntomas y signos sugestivos.
  • Pruebas específicas: como el tilt test (prueba de mesa basculante) para evaluar la respuesta cardiovascular a cambios posturales.
  • Monitoreo ambulatorio de la presión arterial y electrocardiograma: para detectar anomalías en la regulación cardiovascular.

Estas evaluaciones ayudan a diferenciarla de otros trastornos con síntomas similares. El manejo de esta enfermedad es multidisciplinario e incluye:

  • Modificaciones en el estilo de vida: como una dieta balanceada, actividad física moderada y aumento de la ingesta de líquidos y sal (si no hay contraindicaciones) para mantener la presión arterial.
  • Terapia farmacológica: uso de medicamentos para estabilizar la presión arterial y la frecuencia cardíaca.
  • Rehabilitación cardiovascular: programas de ejercicio supervisado para mejorar la tolerancia al esfuerzo y la función autonómica.
  • Atención psicológica: para manejar el estrés y la ansiedad asociados con la enfermedad.

¿Cuál es la importancia de la rehabilitación?

La rehabilitación cardiovascular desempeña un papel crucial en el manejo de la enfermedad. Programas de ejercicio monitorizado ayudan a controlar los signos y síntomas, mejorando la capacidad funcional y reduciendo el riesgo de complicaciones.

Desde la perspectiva cardiológica, la disautonomía es un trastorno complejo que afecta la regulación cardiovascular. Una evaluación exhaustiva y un enfoque terapéutico multidisciplinario son fundamentales para el manejo eficaz de esta condición, con el objetivo de mejorar la calidad de vida y reducir las complicaciones asociadas.

Especialista: Dr. Manlio Fabio Márquez. Cardiólogo, especialista en arritmias. Presidente del Consejo Mexicano de Cardiología. Miembro de la Sociedad Interamericana de Cardiología, de la Academia Nacional de Medicina y de la HEART RHYTHM SOCIETY. Vicepresidente de la Sociedad Internacional de Holter y Electrocardiología.

Mail: consultorio209abc@gmail.com / TW: @ManlioMarquez / Tel: 55 41 24 72 79 y 55 71 21 68 10 / Consultorio 209 Centro Médico ABC campus Observatorio.

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