¿Cómo hacerle para saber si tienen amor propio y realmente es como lo pintan? Mario Guerra, nuestro rockstar del amor, les va a explicar las características que deben tener.
¿Qué es la autostima?
De la autoestima, por supuesto. La autoestima es la evaluación y actitud que tenemos hacia nosotros mismos. Es decir, como creemos que somos fija las bases para cómo nos describimos y nos tratamos.
Pero la ciencia ha demostrado que la autoestima es mucho más que sentirse bien consigo mismo. Diferentes estudios, cuyas referencias pueden encontrar en mi sitio o en el de Martha, nos dicen que la autoestima es un predictor clave del éxito en relaciones personales, trabajo y salud mental. No es solo «quererse mucho»; es desarrollar una relación funcional y realista con uno mismo.
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¿Cómo saber si realmente tienes amor propio?
Antes de desmontar creencias y construir nuevas perspectivas, hagamos un pequeño ejercicio de reconocimiento. A veces, el primer paso para mejorar algo es identificar dónde estamos parados.
Levanta la mano (mentalmente, claro) si te identificas con alguna de estas situaciones que vemos todos los días en consulta:
- Te criticas con una dureza que nunca usarías con tus seres queridos (Como si tuvieras un juez implacable instalado en tu mente)
- Te quedas paralizado ante nuevas oportunidades (El miedo al «qué dirán» te frena más que tus propias limitaciones)
- Vives en modo comparación constante (Como si la vida fuera una competencia donde siempre sales perdiendo)
- Necesitas aprobación externa para sentirte tranquilo (Tu bienestar depende demasiado de las opiniones ajenas)
- Nunca te sientes «suficiente» (Como si tuvieras que ganar medallas olímpicas solo para sentirte «normal»)
Si te identificaste con una o más de estas situaciones, hay problemas.
¿Cómo se construye la autoestima?
Nuestra autoestima comienza a formarse desde la infancia y continúa desarrollándose a lo largo de nuestra vida. Es como una casa que se construye con diferentes materiales:
- La infancia: los cimientos tempranos.
El trato que recibimos en la infancia, los mensajes repetidos de nuestros cuidadores, las primeras experiencias de éxito o fracaso, la forma en que se manejaban los errores en casa. - Los otros: las paredes que protegen o limitan.
La comparación con hermanos o compañeros, el feedback de maestros y figuras de autoridad, las experiencias sociales tempranas, los estándares familiares y culturales - Nosotros: el mantenimiento que damos a nuestro mundo interior.
Nuestras experiencias de éxito y fracaso, las relaciones significativas, el ambiente laboral o académico, los estándares sociales y mediáticos.
Lo importante es entender que, así como estas experiencias han moldeado nuestra autoestima, también podemos trabajar conscientemente en reconstruirla. Pero primero, necesitamos identificar qué creencias están obstaculizando este proceso.
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Lo que no nos dicen sobre la autoestima
Para una mejor autoestima, necesitamos primero limpiar el terreno de malentendidos. Hay mitos pueden estar bloqueando tu camino hacia una relación más saludable contigo mismo:
Mito #1: «La autoestima es algo con lo que naces». Realidad: Es una habilidad que se desarrolla y se cultiva con el tiempo, como aprender a cocinar o a bailar. Nadie nace sabiéndolo todo.
Mito #2: «Las opiniones ajenas no deberían importar». Realidad: Seguro has escuchado frases como “No te debe importar la opinión de los demás” o “Solo quiérete a ti mismo y lo demás no importa”. Pero esto no es del todo cierto.
La ciencia nos dice que la autoestima no se construye en aislamiento. De hecho, los sociólogos Jan E. Stets y Peter J. Burke, expertos en identidad y comportamiento social, han estudiado cómo la autoestima se forma en gran parte a través de nuestras interacciones con los demás.
Según su investigación, la manera en que nos percibimos a nosotros mismos está profundamente ligada a cómo nos relacionamos con nuestro entorno. Ellos identificaron tres dimensiones clave de la autoestima:
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- La valía: Sentirnos dignos de respeto y valorados.
- La eficacia: Creer que somos capaces de lograr nuestras metas.
- La autenticidad: Vivir en coherencia con quienes realmente somos.
Es decir, no se trata de depender de la aprobación externa, sino de reconocer que nuestras interacciones sociales impactan nuestra identidad y autoestima. Lo importante es filtrar qué feedback nos ayuda a crecer y cuál solo nos daña.
Así que sí, nos importa lo que piensan los demás, pero no cualquier opinión. La clave es aprender a diferenciar la crítica que nos ayuda de la que solo nos limita.
Mito #3: «La buena autoestima significa no tener inseguridades». Realidad: Hasta las personas más seguras tienen momentos de duda. La diferencia está en cómo manejan esos momentos de incertidumbre.
Mito #4: «Para tener autoestima, solo necesitas repetirte afirmaciones positivas». Realidad: Si te repites «soy increíble» pero en el fondo no lo crees, tu mente lo rechazará. La autoestima se construye con acciones y experiencias reales que refuerzan tu confianza, no solo con palabras.
Mito #5: «Las personas con buena autoestima son arrogantes». Realidad: La arrogancia suele ser una máscara para la inseguridad. Una autoestima sana te permite reconocer tu valor sin necesidad de presumir o sentirte superior a los demás.
Mito #6: «Si me acepto como soy, nunca cambiaré». Realidad: Es justo lo contrario. Cuando te aceptas, te das permiso para crecer desde un lugar de amor propio, no desde la autocrítica destructiva. La aceptación es el primer paso para un cambio genuino.
Ahora que hemos limpiado estos mitos, podemos construir sobre una base más sólida.
Los tres pilares de la autoestima
Una vez que entendemos lo que la autoestima NO es, podemos comprender mejor lo que SÍ es. La autoestima saludable se sostiene sobre tres pilares fundamentales:
Autoimagen: El reflejo que ves
- Cómo te percibes cuando te miras al espejo (literal y metafóricamente)
- Las etiquetas que te has puesto o has dejado que otros te pongan
- Los filtros a través de los que te miras Ejemplo: Es como si siempre te miraras a través de un espejo distorsionado de feria – no es que te veas mal, es que el espejo está alterado.
Autoconcepto: Tu historia personal
- Las creencias profundas sobre ti mismo
- Los patrones de pensamiento que se repiten
- La narrativa que te cuentas sobre quién eres Ejemplo: Si desde pequeño te dijeron que eras «el tímido», quizás has construido toda tu historia personal alrededor de esa etiqueta, limitando tus posibilidades.
Autovaloración: Tu manera de tratarte
- Cómo manejas los fracasos
- Tu respuesta ante las críticas
- Tu capacidad de crecer y mejorar Ejemplo: Es como ser tu propio entrenador – ¿eres del tipo que anima y motiva, o del que critica y castiga?
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¿Qué podemos hacer?
Ahora que comprendemos la verdadera naturaleza de la autoestima y sus componentes, vamos a ver herramientas concretas para fortalecerla. Cada una está diseñada para trabajar aspectos específicos de los tres pilares:
El espejo empático: Para mejorar tu autoimagen
- Objetivo: Aprender a verte con ojos más comprensivos
- Método: Cada vez que te critiques, pregúntate: «¿Le diría esto a alguien que quiero?»
- Ejemplo práctico: Imagina que cometiste un error en el trabajo. En lugar de decirte «Eres un incompetente», pregúntate: «¿Le diría eso a un amigo que cometió el mismo error?» Probablemente le dirías algo como «A todos nos puede pasar. ¿Qué podemos aprender de esto?» Usa ese mismo tono contigo.
- Resultado esperado: Un diálogo interno más constructivo y compasivo
El detector de realidad: Para fortalecer tu autoconcepto
- Objetivo: Distinguir entre percepciones y hechos reales
- Método: Ante cada pensamiento negativo, busca evidencia concreta que lo apoye o lo refute
- Ejemplo práctico: Si piensas «Nunca hago nada bien», toma una hoja y divide en dos columnas:
- Columna 1: «Evidencia a favor» (ocasiones reales donde has fallado)
- Columna 2: «Evidencia en contra» (situaciones donde has tenido éxito) Verás que la palabra «nunca» no es precisa y que tienes más logros de los que recuerdas.
- Resultado esperado: Una visión más objetiva de tus capacidades y limitaciones
La regla del «suficientemente bueno». Para mejorar tu autovaloración
- Objetivo: Establecer estándares realistas
- Método: Define qué es «suficientemente bueno» antes de comenzar una tarea
- Ejemplo práctico: Si vas a hacer una presentación en el trabajo:
- Perfeccionista: «Debe ser perfecta, innovadora y mejor que todas las anteriores»
- Realista: «Será suficientemente buena si: 1) Cubro los puntos principales, 2) La información es clara, 3) Respondo las preguntas básicas» Establece tus criterios de «suficientemente bueno» antes, no durante o después.
- Resultado esperado: Mayor acción con menos autocrítica
El diario de victorias. Para reforzar los tres pilares
- Objetivo: Crear un registro de tus logros
- Método: Al final del día, anota tres tipos de victorias:
- Una victoria personal (ejemplo: «Mantuve la calma en una situación estresante»)
- Una victoria práctica (ejemplo: «Completé ese informe que venía postergando»)
- Una victoria de crecimiento (ejemplo: «Me atreví a dar mi opinión en la reunión»)
- Ejemplo práctico: Usa las notas de tu celular o un cuaderno pequeño. La clave no es escribir grandes logros, sino reconocer los pequeños avances diarios. Al final de la semana, relee tus victorias para recordar que estás progresando constantemente.
- Resultado esperado: Una fuente de confianza basada en evidencia real de tus capacidades
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Un nuevo comienzo
Después de este viaje por el mundo de la autoestima, llegamos a una conclusión importante: no es un destino al que llegas y ya está. Es un viaje, una relación continua contigo mismo que requiere atención, cuidado y, sobre todo, paciencia.
La próxima vez que tu crítico interno aparezca, recuerda: no es un enemigo a vencer, sino una parte tuya que necesita ser escuchada y guiada con sabiduría. La verdadera autoestima no es la ausencia de dudas, sino la capacidad de avanzar incluso cuando duele.
Y recuerda, cada tropiezo no es un fracaso, es una oportunidad de aprendizaje. La pregunta no es «¿por qué me equivoco tanto?», sino «¿qué puedo aprender de esto para la próxima vez?»
Especialista: Mario Guerra. Tanatólogo, conferencista y Business Coach.
TW: @marioguerra / Web: marioguerra.mx / FB: Mario Guerra