Un equipo de investigadores de la Universidad de Arizona encontró que, en sólo dos semanas de llevar un zapato nuevo, éste ya estaba contaminado con 440,000 unidades de bacterias por fuera y 2,888 por dentro.
Al responder la pregunta sobre si deberíamos de quitarnos los zapatos al entrar a la casa, el microbiólogo, Charles Gerba, de la Universidad de Arizona analizó decenas de superficies en las que estamos en contacto todos los días:
Las sábanas y fundas de almohadas también se cambian, pero los edredones es poco probable que los limpien: El tema de los edredones o duvets de hotel se convirtió en escándalo cuando en el juicio por violación del boxeador Mike Tyson, en 1992, se presentó el edredón de la habitación donde se estuvo y al laboratorio se le complicó encontrar el ADN del boxeador porque había una gran cantidad de otros ADN que venían de fluidos corporales de huéspedes anteriores.
Mesa de noche, teléfono, tetera, cafetera, el switch de la luz o el control remoto de TV, ya que estas superficies no siempre se desinfectan entre un huésped y otro.
El mismo equipo de investigadores de Charles Gerba, de la Universidad de Arizona encontró que, en sólo dos semanas de llevar un zapato nuevo, éste ya estaba contaminado con 440,000 unidades de bacterias por fuera y 2,888 por dentro. El 27% de ese total de bacterias eran E. Coli (popó).
¿De dónde proceden todas estas bacterias? El suelo que pisas está cubierto de mugre, materia fecal de animales, polen, esporas… Una vez que las esporas contaminadas llegan al suelo, pueden vivir durante meses y quedarse en las grietas y superficies de tus zapatos.
Theodore Muth, biólogo del Brooklyn College dice que “encontrar bacterias fecales en las alfombras de una casa porque alguien las trajo de afuera, no significa necesariamente que la gente corra un mayor riesgo de enfermar. En la mayoría de los casos, las personas se infectan con E. coli por alimentos contaminados, no por el suelo, banquetas o las suelas de los zapatos, a menos que estén tocando las suelas de los zapatos y no se laven las manos«.
Lisa A. Cuchara, catedrática de Ciencias Biomédicas de la Universidad Quinnipiac de Hamden (Connecticut), afirma que es cierto que las bacterias fecales se transfieren de los zapatos al suelo de casa, pero que «para la mayoría de los adultos sanos, este nivel de contaminación es más una reacción que una amenaza para la salud».
Teniendo en cuenta las vacunas y la atención sanitaria, la probabilidad de enfermar por culpa de nuestros zapatos es «infinitamente más pequeña hasta el punto de resultar casi injustificada», dice Jack A. Gilbert, profesor del departamento de pediatría y del Instituto Scripps de Oceanografía de la Universidad de California en San Diego.
Es mejor quitarse los zapatos si hay niños pequeños que gatean por el suelo o personas alérgicas en casa, porque el polen puede pasar al suelo, sobre todo a las alfombras.
«En los casos en que el sistema inmunitario está comprometido -personas que padecen cáncer, se han sometido a un trasplante de órganos, tienen una infección-, entonces hay muchas más razones para quitarse los zapatos al llegar a casa», dice Jack A. Gilbert.
El estilo de vida asiático se centra en el suelo: se sientan en el suelo, comen, duermen y realizan otras actividades en él. El suelo debe estar limpio y caliente, y esa tradición se mantiene todavía.