¿Se acuerdan cuando soñábamos con que nuestros papás fueran famosos, millonarios, de esos que te regalan un coche por aprobar matemáticas o te mandan a Europa “para que te inspires»?
Bueno, resulta que no todos los famosos piensan igual. Ben Affleck, sí, el mismísimo Batman, acaba de enseñarnos que ser hijo de celebridad no te exenta de vivir la más básica de las realidades: si quieres dinero, tienes que trabajar.
La GRAN lección de Ben Affleck a sus hijos
Sí, leyeron bien. Ben Affleck acaba de compartir que sus tres hijos —Violet, Seraphina (y Samuel— ya están trabajando o se están preparando para hacerlo. O sea, ni los niños Affleck se salvan del mundo godín. Mientras unos chamacos de su edad andan pidiendo transferencias “porfa má”, los suyos están viendo cómo se ganan sus propios dólares. Y todo esto porque, según papá Ben, la regla es clara: los papás tienen dinero, los hijos no.
Y es que esta joya de la sabiduría paternofilial salió a la luz cuando su hijo menor le pidió, agárrense, unos tenis de $6,000 dólares. ¿Qué hizo Affleck? ¿Le dijo que sí porque “para eso trabaja duro salvando Gotham”? Nope. Le respondió como todo padre sensato en modo ahorro: “¿Qué vas a hacer, cortar el pasto? ¿Tienes $6,000? Porque yo sí, pero tú… no”
Así, sin anestesia. Y no se quedó ahí. Le soltó una cátedra de economía básica pero brutalmente efectiva: “Si ganas salario mínimo, vas a tener que trabajar mil horas para esos tenis… y capaz que después ya ni te los quieres comprar.”
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Los papás tienen lana, los hijos ¡no!
Y tiene toda la razón. Nosotros, que hemos hecho malabares entre becas, chambas de medio tiempo y el eterno “no me alcanza”, lo sabemos: cuando te cuesta, lo piensas dos veces. El capricho se convierte en cálculo. Y de eso va esta nota: de esa lección incómoda, pero valiosa, que nos recuerda que no importa si naciste en Beverly Hills o en Neza, todos deberíamos aprender a darle valor a las cosas. Especialmente cuando nos las ganamos con el sudor de la frente… o del cajero automático del Oxxo.
Porque claro, Ben podría haber sacado la cartera y decir “ten, mijo, cómprate dos pares”. Pero prefirió algo que muchos papás con mucho menos dinero no siempre hacen: enseñar que el dinero se gana, no cae del cielo ni del apellido. Y eso, seamos honestos, se agradece. Sobre todo en una época donde la cultura del “yo merezco” está a la orden del día.
Razones por las que los hijos sí o sí tienen que trabajar
¿Qué quiere decir esto para el resto de nosotros, mortales sin Óscar ni batimóvil? Pues que, si hasta los Affleck les dicen a sus hijos “búscate un trabajo”, nosotros también podemos bajarle dos rayitas al drama cada vez que la vida nos exige movernos por nuestros propios medios.
Ya sea haciendo freelance, vendiendo repostería, cuidando perros o chambeando en una tiendita como la hija mayor de Ben. Porque sí, dijo que no iba a revelar dónde trabaja, pero todo indica que es una chamba tipo “tienda de barrio, mucha paciencia y cero glamour”. Y eso también forma carácter.
Además, hay algo medio poético en todo esto: ver a los hijos de estrellas haciendo cosas “normales” nos recuerda que el trabajo no es castigo, es parte del crecimiento. Que el dinero no siempre tiene que ser rápido, fácil ni ajeno.
Y que, aunque no tengamos una fortuna guardada ni el teléfono de Matt Damon en favoritos, podemos enseñarle a las próximas generaciones algo parecido: que trabajar por lo que uno quiere —aunque sea una locura como unos tennis de diseñador— nos da algo que ni el dinero ni los papás famosos pueden comprar: perspectiva.
Así que, gracias, Ben. No solo por darnos Good Will Hunting, Argo y uno que otro meme con cara de “ya me quiero ir”, sino por recordarnos que criar humanos decentes no tiene nada que ver con el saldo en el banco.
Y si algún día nos toca a nosotros ser los que tienen el dinero, ¿se lo darían así como así a sus hijos, o Ben Affleck los inspiró?.