fbpx
porque atraes narcisistas

¿Cómo curar la herida narcisista sin tener que perdonar a nadie?

Aprende a curar la herida narcisista y reconstruir tu autoestima con herramientas prácticas y efectivas. ¡Toma nota!

junio 27, 2025

Todo el mundo dice que hay que perdonar, pero ¿y si uno no quiere hacerlo? Aquí unos tips para curar la herida narcisista.

Vamos a hablar de esa cosa que a muchos nos ha atravesado: la herida narcisista. Esa que se queda zumbando en el pecho cuando alguien (generalmente alguien importante para nosotros) nos hace sentir que no valemos, que no somos suficientes, que somos invisibles o que nuestro amor fue como darle un regalo envuelto bonito a alguien que solo quería una tarjeta de regalo de Amazon.

Y sí, lo sabemos: en cuanto decimos “curar la herida narcisista”, suena a que necesitamos un terapeuta, dos velas aromáticas y un retiro espiritual en Tepoztlán. Pero tranquilos. No vamos por ahí. Esta nota no es sobre perdonar al prójimo, ni sobre abrazar al ex que te gaslighteó, ni sobre escribir cartas que nunca vas a enviar. No. Hoy queremos hablar de cómo sanarnos a nosotros mismos sin necesidad de convertirnos en el Dalai Lama del perdón.

Primero lo primero: ¿Qué demonios es una herida narcisista?

No se trata de que tú seas narcisista (aunque si sí, luego lo platicamos). Se trata de esa herida en la identidad, en el yo más íntimo, que aparece cuando alguien te rechaza, te traiciona o te abandona de una forma que hace temblar la idea que tenías de ti mismo.

Como cuando alguien te ghostea después de dos meses de mensajes bonitos, playlists compartidas y “me encantaría conocer a tu perro”. O cuando ese amigo que decías que era tu familia de alma te deja de hablar porque empezaste a poner límites. O cuando tu jefe se roba una idea tuya en plena presentación y tú, en vez de decirlo, te quedas ahí observando la traición.

Eso duele. Pero más allá del enojo o la tristeza, lo que queda es una sensación de “¿soy yo el problema?”, “¿fui demasiado?”, “¿fui insuficiente?”. Y esa es la herida narcisista haciendo su magia.

No dejen de leer: ¿Porqué atraigo a puro narcisista?

No tienes que perdonar si no quieres…

Lo repetimos por si alguien lo necesita pegar en el refri: NO tienes que perdonar a nadie para sanar. La cultura —y en especial la religión— nos ha metido hasta en la sopa la idea de que perdonar es “lo correcto”. Que si no perdonas, cargas odio. Que el perdón es para uno, no para el otro. Que si no perdonas, no avanzas.

Pero… ¿y si no es cierto?

¿Y si justo lo que necesitamos no es perdonar a quien nos hizo daño, sino volver a confiar en nosotros? ¿Reconstruir la fe en lo que sentimos, en lo que supimos en el momento en que algo se rompió, pero que luego dudamos porque la otra persona nos hizo sentir exagerados, intensos, histéricos o “poco empáticos”?

No se trata de ellos. Se trata de ti.

Cuando alguien nos hiere, sobre todo si fue una relación desigual, donde el otro tenía poder emocional sobre nosotros, lo más dañino no es solo lo que hizo… sino lo que nos hizo creer sobre nosotros mismos.

Por eso, el camino de regreso no es hacia ellos: es hacia nosotros. No vamos a encontrar paz dándoles la absolución. Ni escribiendo textos que empiecen con “te perdono aunque no lo merezcas”. Vamos a encontrar paz cuando nos volvamos a mirar con los mismos ojos que teníamos antes de que nos hicieran dudar de nuestra intuición, de nuestra fuerza, de nuestro brillo.

No dejen de leer: 6 señales de que tienes un novio narcisista

¿Cómo sanar la herida narcisista?

Aquí va nuestra lista realista, sin frases hechas como “libérate con amor y luz” para poder curar la herida narcisista:

1. Validen su dolor: Si algo les dolió, entonces fue real. Punto. No necesitan pruebas, ni testigos. Su
experiencia no necesita la aprobación de nadie.

2. Dejen de buscar que el otro entienda: En serio. No gasten energía escribiendo mensajes que nunca enviarán o esperando que un día el otro despierte y diga: “¡Ah, cierto! Me pasé contigo”. No va a pasar. Y no importa.

3. Recuperen la confianza en su percepción: Cuando alguien nos manipula emocionalmente, lo más grave es que nos hace desconfiar de nuestro radar interno. Pero ese radar sigue ahí. Y sí funciona. Solo hay que desempolvarlo y volver a escucharlo.

4. Pónganse como prioridad: No para convertirse en el cliché del “self-love” con mascarilla de aguacate y velita de vainilla, sino porque su historia importa. Y lo que necesiten para estar bien —ya sea llorar, poner límites, decir “no gracias”— es válido. Siempre.

5. No se presionen con el “perdón”: Si algún día perdonan, que sea porque ustedes lo deciden. No porque alguien les dijo que “hay que soltar”. A veces no soltamos, a veces simplemente seguimos caminando con ese peso en la espalda… hasta que un día, sin darnos cuenta, ya no pesa tanto.

Sanar no se trata de ser buenos. Se trata de ser libres.

Y la libertad empieza cuando dejamos de vivir como si fuéramos responsables del dolor que otros nos causaron. Cuando dejamos de buscar su validación. Cuando entendemos que nuestro proceso es nuestro, no del otro. Y que no tenemos que quedar como “la persona madura” que perdonó, sino como la persona valiente que se eligió a sí misma.

Así que sí, sanar la herida narcisista duele, pero también libera. Y aunque no podamos evitar que nos hieran, sí podemos decidir no dejar esa herida abierta esperando que la otra persona venga a curarla. Porque spoiler: nadie va a venir a sanar por nosotros.

No dejen de leer:

únete a nuestra comunidad

junio 27, 2025