Todo el mundo habla del Blue Monday, pero ¿qué es y cómo podemos darle la vuelta? Aquí toda la historia detrás y unos consejos infernales para mejorar.
Algunas personas ven el final del año con preocupación y añoranza por los objetivos no alcanzados, y el 31 de diciembre es la materialización de esta ansiedad en relación con los resultados pasados y lo que cabe esperar del futuro.
Los seres humanos pensamos mucho en los ciclos. Es una forma común de funcionar del cerebro, el cual además tiene una fuerte influencia cultural. El cambio de año se ve como el final de uno de esos ciclos, el cierre de un conjunto de oportunidades.
Aunque realmente no se producen cambios biológicos o sociales de importancia, el fin de año es un gran hito que provoca reflexiones sobre lo que pasó, lo que dejó de pasar, las promesas cumplidas o no, las pérdidas y las ganancias. Nuestro cerebro hace un gran balance de lo vivido en los últimos 365 días, lo que nos puede producir felicidad o tristeza en función de lo sucedido, o de lo percibido de lo sucedido.
Pues bueno el término nació de la mente de Cliff Arnall, quien era profesor en el Centro De Aprendizaje de Lifelong, adjunto a la Universidad de Cardiff, allá por el año 2006.
Este hombre hizo un cálculo sobre el estado de ánimo de las personas durante el fin de año, la ecuación, había sido entregado a varios académicos por la agencia de relaciones públicas Porter Novelli, quien les había ofrecido dinero por añadir sus nombres al mismo.
Entonces lo que explica la ecuación:
Donde;
Las unidades de medida no fueron definidas y en realidad la fórmula no es exacta, por lo que científicamente no es real.
Aunque muchos creen que el Blue Monday no es real, les vamos a dar unos tips para que ese día, y el día anterior, puedan evitar los efectos depresivos y ansiosos de ese día, así que ahí les va la voladora: